Si hay algo que abunda hoy en día es la información. Televisión, cine, radio, periódicos, revistas, carteles, redes sociales... todo a nuestro alrededor intenta captar nuestra atención, modificar nuestra percepción, convencernos de algo. Y si de algo se han encargado en las últimas décadas es de colocarnos una lente externa con la que enfocar la imagen corporal.
Todas las personas tenemos cuerpo. ¿Habéis visto a alguien con el mismo cuerpo que otra persona? Porque yo no. (Ahora es cuando alguien salta a hacer el chiste de los gemelos y bla bla bla, pero sigamos a lo nuestro.) Entonces, si los cuerpos son tan diversos como las personas que los ocupan, ¿por qué existe esa fijación con alcanzar "el cuerpo perfecto"?
Esta concepción, la del "cuerpo perfecto", entraña dos inconvenientes principales:
¿"Perfecto" para qué?
El cuerpo "perfecto" para levantar pesas no se parece en nada al cuerpo "perfecto" para correr los cien metros lisos, no hablemos ya del cuerpo "perfecto" para vivir tu vida a gusto.
¿"Perfecto" para quién?
¿Quién decide qué es un cuerpo "perfecto"? Mi ideal de cuerpo dista mucho del ideal de mis amigos, del ideal de mis padres, del ideal de mis compañeros de clase. Al igual que todos tenemos una personalidad diferente, todos tenemos unas ambiciones y unas expectativas diferentes sobre qué cuerpo queremos tener y cómo, lo cual es difícil de aunar en un único ideal de perfección.
La concepción social del cuerpo "perfecto" ha cambiado mucho a la historia, y sigue siendo muy distinto en el mundo, donde cada cultura tiene su propia idea de cómo debe ser un cuerpo para resultar "perfecto", ya sea en cuanto a su atractivo, su utilidad...
Desde el antiguo Egipto se ha vivido una alternancia histórica entre ideales estéticos e ideales utilitarios. Mientras que algunas culturas, como la griega, o algunas épocas, como la etapa renacentista, favorecían unos ideales corporales centrados en la armonía y la estética (según sus propios ideales, no entro a juzgar si son mejores o peores), otras sociedades, como la romana, fomentaban un ideal corporal centrado en la actividad militar o laboral. Al fin y al cabo, según su visión, ¿qué sentido tiene entrenar un cuerpo a nivel militar para no darle uso?
Por otro lado, también existía, y existe, un dualismo entre el ideal masculino y el ideal femenino:
Tradicionalmente, el hombre era quien luchaba en las guerras, quien cultivaba los alimentos, quien salía a cazar. Así, el ideal usual de cuerpo masculino era aquel que le permitiera realizar estas tareas y sustentar a su familia, sin entrar en demasiado detalle, pues tampoco se encontraban ante otros requisitos sociales, como los puede haber hoy en día.
Por su parte, la mujer, de manera habitual, ha quedado relegada siempre al papel de madre y esposa, poco más que un mueble, cuyas funciones eran tener descendencia, cuidar de ésta y del marido, y hacer más bonito que las esposas de otros hombres para mantener o mejorar el estatus social de su esposo.
Esta dualidad provoca que, por tanto, existan bastantes más cánones históricos sobre la figura femenina que sobre la masculina: el trabajo del hombre era por lo general, duro y exigente, lo que le daba poco tiempo para preocupaciones de índole estética, pero la única tarea asignada a la mujer, habitualmente, era estar guapa, siempre de acuerdo con los ideales estéticos de cada período, pues esto influía en la percepción del estatus social y en su "deseabilidad", a través de la cual se convertían en esposas de los mejores hombres.
Cánones femeninos a lo largo de la historia
Vista esta presentación, saltamos a hoy, 14 de mayo de 2015. Hace unos días que vengo viendo más revuelo del habitual en las redes sociales en torno a la figura corporal, su relación con la salud y la percepción positiva del propio cuerpo.
Los siglos XX y XXI, como no podía ser de otra manera, tienen su propia idea de cómo debe ser un cuerpo, a pesar de lo cual, por suerte, tenemos la capacidad individual de decidir cuales son nuestras prioridades corporales. Algunos buscan destacar en el aspecto estético, otros se devanan los sesos para encontrar el estilo de vida más saludable posible, mientras que los demás se conforman con tener un cuerpo que funcione.
Aquí es cuando entran en escena una serie de factores y expresiones que se pierden entre la ignorancia y el costumbrismo vacío:
Empezamos por la falsa asociación entre los llamados Trastornos de la Conducta Alimenticia (TCA) y determinadas formas corporales. Ni la anorexia, ni la bulimia ni la obesidad son figuras, se trata de enfermedades, trastornos serios que deben ser tratados como tales. Esta asociación falaz es un arma de doble filo, pues además de negativizar las figuras delgadas y gruesas se relativizan estos problemas, convirtiéndolos en algo "voluntario" o "por moda", lo que impide atender adecuadamente a las personas que los sufren.
Lo segundo es asumir que, si no te encuentras en la zona media-baja del espectro corporal no estás sano. Al igual que la delgadez no es sinónimo de buena salud, el sobrepeso no lo es de enfermedad. Ambos estados físicos son consecuencia de variables tales como la complexión, el metabolismo, la alimentación, e incluso efectos secundarios de tratamientos o situaciones médicas. Solamente un médico puede dictaminar quién tiene un problema de salud y cómo tratarlo, por lo que no es acertado lanzar juicios sobre gente que no conocemos basándonos sólo en un vistazo externo.
Lo tercero es creer (o hacer creer) que tu validez como persona depende de tu peso o a tu figura. Todos hemos pasado por situaciones así, en las que nos dicen que "así" no podremos gustar a nadie, que la sociedad nos va a rechazar en el plano sentimental, en el plano laboral...
Este problema ha sido durante mucho tiempo una preocupación casi exclusiva de aquellos que pertenecemos a la zona media-alta del espectro corporal, pero cada vez hay más personas de todos los pesos y tamaños que, debido a la distorsión de imagen que provocan las presiones externas, se consideran incapaces de tener éxito en las dimensiones sociales de la vida.
Por último, encontramos la tendencia a la ceguera parcial que se quiere imponer bajo la excusa de "promover una imagen positiva". Mejorar la autoestima, quererse a uno mismo y comprender que eres una persona valiosa independientemente de tu aspecto es algo maravilloso, pero es un error caer en el cumplido vacío para conseguir estos objetivos. De igual manera, tampoco es necesario atacar a la posición opuesta para "ayudar" a alguien. Ya sabéis, imágenes como esta:
Pues yo he visto mujeres reales sin curvas...
El movimiento Body Positive es algo estupendo, y realmente necesario en un mundo en que la presión social sobre el cuerpo es tan grande que llega a causar problemas serios, pero si para que unos cuerpos sean positivos, otros tienen que ser negativos, estamos haciendo lo mismo que la sociedad, acomplejar a gente que tiene el cuerpo que tiene.
Campañas de apoyo para figuras gruesas que desprestigian la figura delgada, considerar el sobrepeso como algo bueno de manera automática sólo porque antes estaba mal visto, términos como "gordibuena"... son algunas de las cosas que hay que evitar para llegar al verdadero núcleo del movimiento: tú eres una persona válida tengas el cuerpo que tengas y te guste el cuerpo que te guste.
Debemos afrontar estos errores clásicos con información, respeto y responsabilidad.
Información para:
- Detectar los verdaderos TCAs y darles a estas personas el apoyo que necesitan para salir de esa situación.
- Aprender cómo podemos mantenernos sanos, realizando pequeños cambios en nuestra dieta y hábitos diarios.
- Mantener el tipo de cuerpo que te haga feliz sin descuidar la salud.
Respeto para:
- Aceptar que existen personas cuyos cuerpos no nos agradan o atraen. Nadie existe para agradarnos.
- Aceptar las decisiones que los demás toman con respecto a su cuerpo y su imagen.
- Valorar todo el espectro de cuerpos y figuras, sin restar validez a ninguno de ellos en favor de otros.
Responsabilidad para:
- Tomar decisiones informadas y asumir las consecuencias de las elecciones a que sometemos nuestro cuerpo.
- No dejar que las opiniones ajenas modifiquen quiénes queremos ser.
- Evitar dejarse llevar por modas y campañas cuyo único objetivo es convertirte en producto.
Con estas tres premisas, nada debería impedirnos ser la persona que queremos ser. Tanto si quieres tener un cuerpo musculoso y escultural como si disfrutas con el vaivén de tu blanda barriga, o si simplemente quieres tener un cuerpo bien engrasado para afrontar los retos de la vida, recuerda: infórmate sobre cómo puedes llegar a donde quieres de manera segura, sin tomar peligrosos atajos; respeta a quienes no comparten tu punto de vista o no desean llegar a la misma meta, su decisión también es válida; y actúa con responsabilidad, pues todo acto tiene unas consecuencias que deberemos afrontar y aceptar para mantenernos allá donde queramos estar.
De la misma forma que se puede mantener un cuerpo delgado y sano, se puede mantener un cuerpo robusto y sano.
De la misma forma que se puede mantener un cuerpo delgado y sano, se puede mantener un cuerpo robusto y sano.
Me despido hasta la siguiente entrada mandándoos un beso muy fuerte y todo mi apoyo a todas aquellas personas que me leéis, especialmente a quienes se hayan visto envueltas en alguno de estos problemas o quienes los estén sufriendo actualmente. Seguid estos pasos, poneos metas accesibles a corto-medio plazo y ¡a ser felices con nuestros cuerpos!
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