Esta semana pasada he tenido el placer de encontrarme en Madrid, y, coincidiendo con la celebración de la fiesta del Orgullo Gay, era algo que tenía que experimentar de primera mano, aunque no sea muy fan de las grandes concentraciones.
Los primeros días transcurrieron según lo esperado, con fiestas, conciertos y grandes momentos con mis amistades. Además, incluso nos encontramos con Kika Lorace, a quien muchos conoceréis por sus vídeos "Chueca es genial" o "Adiós Botella". Fue, en conjunto, una fiesta estupenda y divertida en un ambiente cómodo, a pesar de que a mí las multitudes me agobian sobremanera.
Toda la plaza de Atocha hasta los topes de gente
Finalmente, el sábado acudí al desfile que estaba planificado, anunciado como "el mayor de Europa". ¿Cómo iba a perderme algo así? Además, iba a encontrarme allí con unes amigues, así que no me lo pensé mucho y me planté en Atocha, bajo un sol abrasador, vestido de negro y con litro y medio de agua. No, no os preocupéis, iba en manga corta y con mi falda favorita (y la única que tengo), que es super fresquita y cómoda para esos días de calor.
Sin saber muy bien cómo, al final acabé desfilando durante todo el trayecto, acompañando a mis amigues y llevando una gran pancarta a favor de la visibilización de los géneros no binarios. Fue todo un orgullo para mí participar en algo así, y más cuando muchas personas se nos acercaban para preguntar e informarse acerca de qué son los géneros no binarios. Se me saltaban las lagrimitas cuando la gente venía, muchos con cierta timidez, a preguntar; es una sensación que no puedo explicar, pero me hace sentir muy bien saber que he podido contribuir a dar más información sobre un colectivo tan poco conocido.
Sin embargo, y a pesar de lo bien que me lo pasé, también quiero compartir algo que para mí constituye una de las peores experiencias que he sufrido en años. Me refiero a las faltas de respeto y al acoso que sufrimos tanto yo como algunes de mis acompañantes por parte de la gente que allí estaba, tanto desfilando como en el público.
Mi conjunto para el Orgullo. La falda es super fresquita, ¿eh?
Un grupo de gente que desfilaba cerca, mujeres y hombres por igual, se dedicaron a levantarme la falda, a tocarme el pecho y la entrepierna, a llamar a otra gente para que lo hiciera y todo esto mientras utilizaban un lenguaje desagradable que me hizo sentir muy incómodo. Al pedirles que pararan, reaccionaron con agresividad y con aires de sentirse ofendidos, como si pedir respeto por mi espacio personal fuera algo tan terrible.
De la misma manera, a otre chique que venía con nosotres no le dejaron en paz hasta que no dió un pico a una chica que no se daba por vencida ante las negativas.
Más tarde, una señora del público se acercó a mí, aludiendo que con mi ropa parecía "el lider de una iglesia ortodoxa pero con más tetas" y sin ningún tipo de pudor alargó las manos y me estrujó como quien estruja una esponja, para marcharse entre risas.
Para colmo, lo peor de estas situaciones no es que ocurran, que es terrible, si no que no puedo evitar sentirme mal al pensar que no fui capaz de reaccionar de ninguna manera ante algo tan espontáneo e inesperado. Estás en un entorno familiar, con amigues, supuestamente seguro, rodeado de personas que hablan de respeto, tolerancia, empatía... Realmente no te esperas que haya quien, sin tu consentimiento, te objetivice y te agreda para su disfrute. Mucho menos que, cuando le reprochas ese comportamiento, reaccionen con agresiones verbales y aspavientos varios.
Dejemos clara una cosa muy seria y que es válida en cualquier ambiente, en cualquier momento y con cualquier persona: No tenemos ninguna potestad sobre el cuerpo de los demás; nadie nos debe nada, independientemente de la fiesta que sea, la ropa que lleven o el sexo/género que tengan; y, sobre todo, que sin el consentimiento de la otra persona, estamos violando a ella y a su derecho a negarse.
Pero bueno, malas experiencias a parte, me quedo con lo que ha sido un viaje lleno de diversión, de personas a las que tengo mucho cariño, de momentos felices con elles y en el que he explorado Madrid tal y como a mí me gusta, lejos de trampas para turistas y perdiéndome por sus calles y sus edificios, sus gentes, sus plazas, su metro y su abrumador calor estival.
Y recordemos que los géneros no binarios también existen



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