Hoy, 8 de marzo, celebramos el Día Internacional de la
Mujer Trabajadora, en reconocimiento de la tremenda lucha por la participación
y la igualdad que se lleva realizando desde hace ya más de cien años.
Sin
embargo, hoy vengo a recordaros que esta lucha todavía no ha acabado. A día de
hoy, multitud de mujeres luchan contra los estigmas de su condición para
conseguir un trabajo digno. Mujeres de razas y etnias no blancas, mujeres de
nivel socio-económico bajo, mujeres inmigrantes, mujeres transgénero y
transexuales, mujeres homosexuales, mujeres con diversidad funcional, con
neurodiversidad...
¿Cómo
olvidar a todas éstas, nuestras hermanas, en el que es su día? Debemos
festejar, y regocijarnos en aquello que hemos conquistado, pero también debemos
aprovechar para recordar al mundo que cuando discriminan a una de nosotras, nos
discriminan a todas y que vamos a pelear hasta el final.
Porque
las mujeres no somos ciudadanas de segunda. Porque lo femenino no es peor ni
inferior ni menos válido. Porque ser "más iguales" no es ser
"más hombres", sino gozar de las mismas oportunidades y los mismos
derechos en nuestra propia individualidad.
Por
todas aquellas mujeres que, después de trabajar fuera, luego tienen que llevar
adelante una casa, los niños, la familia. Por todas aquellas mujeres que han sacrificado
su vida para hacerse cargo de familiares y seres queridos dependientes. Por
aquellas que nadie reconoce como tales y por las que están perdidas en sí
mismas.
Hoy,
Día Internacional de la Mujer Trabajadora, es un día para la
interseccionalidad. Conciencia de género, conciencia de raza, conciencia de
clase. Sororidad mano a mano.
Recuerda
a tus hermanas inmigrantes, relegadas a trabajos enormemente sacrificados y mal
pagados.
Recuerda
a tus hermanas de otras razas y etnias, que unen al yugo del machismo el del
racismo, en un mercado laboral ya de por sí excluyente.
Recuerda
a tus hermanas homosexuales, que se juegan cada día el trabajo si alguien
descubre que lo son.
Recuerda
a tus hermanas trans, demasiado a menudo relegadas únicamente al trabajo sexual
por la discriminación y el estigma social.
Recuerda
a todas aquellas hermanas infravaloradas, olvidadas, siempre en la base, nunca
en la cima.
Recuerda
a todas las hermanas que lucharon por lo que tienes hoy y honra su memoria
luchando por las demás. Nunca agradezcas como un favor lo que te mereces por tu
propia dignidad humana.
¡REVOLUCIÓN! ¡JUSTICIA! ¡IGUALDAD!